Poster de Walkfwalkers (2020): Robyn a la izquierda y Mebh a la derecha con un lobo en el centro.

Wolfwalkers —¿Lo mejor en animación del 2020?

La crisis sanitaria que vivimos en la actualidad ha limitado notablemente la industria del cine: aplazando estrenos y producciones; no obstante, pese a las complicaciones, gran cantidad de filmes memorables han llegado hasta nuestras pantallas por medio de plataformas de streaming, por lo tanto, el día de hoy les traemos la reseña de Wolfwalkers (2020) una obra de la que poco se ha hablado, pero que realmente vale la pena conocer.

Wolfwalkers es una cinta animada del director irlandés Tomm Moore y de Ross Stewart, la cual fue estrenada en el festival de Toronto del 2020, pero recientemente se encuentra en la plataforma de streaming Apple TV +. Moore ha estado detrás de la dirección y escritura de otros dos largometrajes: Song of the Sea (2014) y The Secret of Kells (2009) donde ya había explorado los elementos celtas o folclóricos que representan su lugar de origen, asimismo, participó como productor en el filme The Breadwinner.

La película se desarrolla en el siglo XVII durante la colonia inglesa en Irlanda. En este mundo mágico se presenta una aldea de colonos, la cual es gobernada por Lord Protector, un hombre conservador y cristiano que acusa de brujería cualquier elemento celta, por lo tanto, como representantes de una mitología, para el antagonista es sustancial erradicar a toda la manada de lobos que habita en las inmediaciones del bosque, esto con ayuda del cazador. 

La cinta tiene como protagonistas a dos niñas de diferentes raíces: Robyn, la hija del cazador quien sueña con su libertad fuera de la aldea; y Mebh una Wolfwalker (es decir, humanos que son capaces de traspasar su alma al cuerpo de un lobo) que anhela el regreso de su madre (la líder de la manada). De mundos y creencias totalmente distintas, ambas terminan empatizando, y entablando una gran amistad que transgrede las normas de la colonia.

Robyn cepillando el cabello naranja de Mebh en medio del bosque.

Es claro que la historia pone sobre la mesa temas que, hasta el día de hoy, nos atañen como sociedad, es decir, la segregación y los discursos de odio hacia las minorías que emergen de los prejuicios y la ignorancia, a la vez de las creencias ortodoxas que estigmatizan a las diferentes culturas en el plano de lo diabólico, no obstante, Robyn y Mebh representan la ruptura de los roles establecidos que encasillan a las mujeres de su época, y al mismo tiempo encarnan el amor que surge de la valentía, un amor que sobrepasa cualquier diferencia cultural, y muestra los sentimientos más humanos que surgen desde las voces infantiles. Ambas son personajes que manifiestan la liberación y la dignificación, pues logran oponerse a todo un sistema patriarcal occidental y colonizador dominado por reglas rígidas.

En cuanto a las relaciones que se entablan entre los personajes, no solo prevalece la de las protagonistas, sino una relación de padre e hija que es capaz de conmover, es decir, entre Robyn y el cazador, pues se basa en el afecto y el cuidado, pero también en el miedo y la sobreprotección. Es bastante humano e inteligente la forma en la que se desarrollan ambos actantes dentro del guion, puesto que recrean cómo se manifiestan las dudas y los conflictos que surgen en la familia por diferencias ideológicas, un aspecto sumamente universal, ya que lo que se distingue a fin de cuentas es el amor como entidad en sus diferentes facetas.

En cuanto a aspectos de forma, es imposible no destacar la preciosa animación en 2D que acompaña cada cuadro de Wolfwalkers, pues los espacios o fondos presentan colores cálidos y brillantes que recrean una naturaleza mágica y cautivante que podría ilustrar cualquier libro de cuentos, asimismo, es también llamativo los movimientos, ya que parecen bocetos en proceso por medio de líneas sueltas que dotan una fluidez y armonía característica.

  • Meph en una pose agitada en medio del pueblo.
  • Meph y Robyn divirtiéndose en el follaje claro y cálido del bosque.

La película en ocasiones divide la pantalla en diversos recuadros a manera de cómic para representar escenas en un mismo punto temporal, haciendo que, como espectadores, ubiquemos diferentes perspectivas. Por otro lado, es trascendental destacar la representación de los distintos espacios: En la aldea, se muestra un muro colosal con colores grises y apagados, al igual que formas geométricas más rígidas que permiten contemplar un mundo monótono, oscuro y repleto de tareas agobiantes, por el contrario, el bosque se vuelve en un espacio profundo, y enorme, con una naturaleza inalcanzable, lleno de tonos vivos: el verde, naranja, amarillo; donde los personajes son capaces de ser ellos mismos.

Wolfwalkers es probablemente una de las mejores películas animadas del 2020. Es una cinta con buenos personajes, representaciones, mitología y técnicas de animación destacables. Una excelente recomendación para ver en familia durante estas fechas.

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