Para inicios del milenio, estrenó una película que daría inicio a toda una ola de nuevas producciones cinematográficas dentro de Hollywood. Estamos hablando de la original Spider-Man, protagonizada por Tobey Maguire y dirigida por Sam Raimi. Hoy en día esta película, y la trilogía completa, cuenta con una inmensa cantidad de memes, ya que, viéndola en retrospectiva contiene secuencias muy «cursis», pero dignas de la década de los 90′, pues apenas se salía de aquella etapa.

El día de hoy nos proponemos revisar el porqué Spider-Man ha sido tan importante dentro de la cultura popular, cómo revolucionó la industria del cine, de los cómics, y del mercado en general, dentro de una reseña donde rescataremos los puntos más importantes advertidos en la primera entrega de la trilogía de Sam Raimi.

Primero que nada, tenemos qué entender cómo está hecha, o de dónde vienen ciertas inspiraciones en la producción de esta película: Spider-Man, a pesar de ser un superhéroe catalogado para los niños, o al menos vendido de esta manera por la industria, dentro de la visión de Raimi, es un personaje mucho más complejo; es un universo que se puede explorar de una manera más cruda, más madura.

Lo primero que hace Raimi, a comparación de las actuales adaptaciones del superhéroe, es ambientarlo con personajes más grandes, hasta cierto punto. En vez de encontrarnos con un Spider-Man de 15 años, que apenas inicia la preparatoria, nos topamos con un Peter Parker de 18 años, culminando el bachillerato, para vivir junto a su mejor amigo, Harry Osborne, y seguir en la universidad. Pero no solo en los personajes se puede notar el tono maduro que se imprime en la cinta, pues en realidad, esto no se explica en absoluto. Sam Raimi, provenía de una trayectoria cuyas obras iban dirigidas al género del terror, con películas tales como la saga Evil Dead, que de hecho inició desde que era un estudiante de cine. Estas aficiones hacia el género resultan presentes dentro de la trilogía de Spider-Man, y en su primera entrega las podemos observar, principalmente, en el personaje antagonista, Norman Osborn (Willem Dafoe, El Faro y At Eternity’s Gate), padre de Harry, un multimillonario y científico el cual está trabajando en una formula que, supuestamente, puede hacer del hombre uno más óptimo. Pero después de experimentar en sí mismo, se crea un tipo de doble personalidad, similar al clásico de terror Jekyll y Mr. Hyde, en este caso, El Duende.

Y ¿quién es Peter? Un adolescente delgado, inteligente, pero torpe socialmente. Es decir, un clásico «nerd»; quien vive con sus dos tíos, May y Ben, los cuales fungen comos sus figuras paternas. También está enamorado de Mary Jane, su vecina, que a pesar de conocerla desde la primaria, nunca ha podido hablar con ella. Y tiene a Harry, quien ya mencionamos, un chico irresponsable, y no del todo buen amigo, pero la única persona que habla con Peter dentro de la escuela.

Un día, en una excursión escolar en el Museo de Columbia, es mordido por una araña genéticamente modificada. Después de una noche de pesadillas en la que los efectos de la mordida comienzan a aparecer y paralelamente se da nacimiento al Duende Verde, Peter, al despertar, se ve convertido en la mejor versión de sí mismo, al menos físicamente: un cuerpo marcado y sin necesidad de utilizar gafas para poder ver.

Y ¿qué es lo primero que hace con sus poderes? Bueno. Como cualquier joven, decide ganarse un poco de dinero para conquistar a la chica. En este caso, Peter se inscribe en un lugar de peleas clandestinas en las que puede ganar 3 mil dólares, dinero suficiente para comprarse un auto y llevarse a Mary Jane. Pero las cosas salen mal, aunque gana la pelea, no le dan el dinero prometido, pero no solo eso: un error le cuesta la vida al tío Ben, iniciando la odísea de Peter a ser un mejor hombre, vivir a la imagen de su tío y hacer el bien con los poderes que se le han otorgado.

Aunque Spider-Man es invencible, Peter sigue siendo el mismo de siempre, incapaz de poder dar el siguiente paso con Mary Jane, inseguro de sí mismo en casi todos los aspectos de su vida. Spider-Man es la máscara que le da la seguridad que siempre quiso tener. A final de cuentas, este personaje no es más que un reflejo de cualquier adolescente, es alguien con quien podemos identificarnos, y eso, desde las páginas de los cómics, es lo que lo hace más entrañable.

Pero Spider-Man no es nadie sin su galería de villanos, y los antagonistas que nos dio Raimi, debido a que han sido los mejores de los últimos 20 años, con alguna que otra excepción. En esta primera entrega, con Norman Osborn, Raimi hace algo distinto que con los villanos que se ven hoy en día en las películas de superhéroes. Norman, hasta cierto punto, es también un nuevo modelo paterno para Peter, es el papá de su mejor amigo, e incluso comparte más cosas con él que con el mismo Harry.

El desarrollo tanto de Norman como de Peter se dan al mismo tiempo, en ambas noches, los dos cambian sus vidas por completo. Tienen, además, el mismo círculo social. Y, antes de que Norman perdiera la cabeza, compartían el mismo sistema de valores. Peter podría haber sido Norman. Y Osborn también se veía a sí mismo en Parker. Al contrario de otras películas más actuales, el héroe y el villano no comparten los mismos poderes, o al menos no sólo es lo físico en lo que están a la par, sino que va más allá; algo más profundo, dentro de sí. Y entonces, no tenemos un protagonista, sino dos. Dos caras de la misma manera que se van desarrollando al mismo tiempo, con los mismos conflictos internos, pero llevando a cabo acciones distintas. De hecho, de no ser por la muerte del tío Ben, Peter habría hecho de sus poderes un uso más egoísta, pues por ese camino ya se dirigía. Él no pensaba en utilizar sus poderes como un medio de justicia. Él solo era un adolescente cuando sucedió. Tras el duelo, Peter tuvo que cambiar.

Las primeras películas dentro de todas las sagas de superhéroes, tienden a ser las más lentas; porque se debe introducir a los espectadores en el mundo del protagonista, para conocerlo de dos maneras, una como la persona real antes de ser un héroe, y otra después de su transformación. Y aunque Spider-Man 2 (2004) es, para muchos, aun la mejor de todos los tiempos, lo que Raimi hace en su primera entrega, no se queda atrás.

Continuando con la idea sobre el horror y la madurez, se puede observar en los diálogos entre El Duende y Norman, secuencias en las que el mundo parece distorsionado, incluso secuencias de sueños, no solo de Osborn sino también de Peter. Además del uso de «jumpscares», que son efectivos, porque son inesperados, y son usados con precaución para no volverse fastidiosos. El Duende sería el lado corrompido de la psique. Sería, en términos más psicoanalistas, el Super-Yo: aquello que bien controlado te hace funcional, pero de perderlo, te puede convertir en la peor versión de ti: es manipulador, violento y completamente apático. Vemos la lucha fallida de Norman al intentar no ceder ante las fuerzas de El Duende.

Aunque el desarrollo de los personajes, así como los actores que los interpretan son lo que la hacen destacar al filme, no es lo único que Spider-Man tiene para ser considerada una buena trología, otro factor importante es la banda sonora, específicamente las piezas originales que vienen de la mano de Danny Elfman — quien previamente había trabajado en otras películas del género como la Batman original de Tim Burton de 1989 — las cuales te hacen sentir una tensión y grandeza que muy pocas pueden lograr.

Por esto y por varias otras razones, es que Spider-Man sigue siendo una de las mejores películas de superhéroes hasta la fecha, a pesar del gran mercado que en la actualidad proyecta más de 5 películas distintas del género a lo largo del año, no logran ser tan sustanciales como aquellas que salieron a inicios del milenio, como es también X-Men. Más aún, es por estas películas que se vio a este rubro de filmes como una opción dentro de Hollywood.

Las actuales adaptaciones se han considerados como sobrevaloradas, ya que, una parte de los aficionados pertenecen a la generación que creció viendo a Tobey Maguire como Peter y Spider-Man, por lo tanto, es común que la nostalgia colectiva haga sobresalir la interpretación del personaje de Maguire; incluso, pocos años después de la última entrega se vino un reboot que protagonizaba Andrew Garfield, el cual, no logró superar las expectativas del público, asimismo, años después se estrenó otro más con Tom Holland como la versión adaptada más joven dentro del Universo Cinematográfico de Marvel. Y a pesar del decente recibimiento por parte de la crítica , algunos siguen prefiriendo la trilogía original de Raimi. En cambio, es probable que las generaciones más jóvenes prefieran las historias de las actuales versiones, y es completamente válido, pero también es importante reconocer aquella que lo inició todo.

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