Laika Studios ha tenido una excelente reputación en el mundo de la animación, pues con grandes producciones como Coraline y la puerta secreta (2009), Paranorman (2012) y más recientemente, ganadora del globo de oro, Missing Link (2019) han demostrado ser unos verdaderos maestros del stop motion. Por esta razón es necesario mencionar Kubo y la búsqueda del samurái (2016) como una de las mejores películas animadas de la década de los 2010.
Kubo y la búsqueda del samurái logra cautivar en cada escena gracias a la espléndida animación , pues recrea un mundo mágico y lleno de misticismo basado en leyendas y mitos de la cultura japonesa. A lo largo de la cinta se puede apreciar cómo el origami cobra vida al ritmo de la música, así como la gran cantidad de criaturas fantásticas, samuráis, monstruos y espíritus se desenvuelven en paisajes bellos que van desde tonalidades cálidas hasta colores fríos, dependiendo de las situaciones que plantea la historia.
La película está dirigida por Travis Knight, mientras que la escritura del guion corre por cuenta de Marc Haimes y Chris Butler. Esta nos muestra la historia de Kubo, un niño sin un ojo que vive con su madre enferma en una cueva. Todos los días Kubo se adentra al pueblo para narrar las aclamadas historias del samurái Hanzo con ayuda de su shamisen y las figuras de origami. Pero antes del anochecer nuestro protagonista tiene que regresar a casa para protegerse de su abuelo el Rey Luna y sus tías Sariatu quienes pretenden raptarlo y hacerse del único ojo que le queda. Todo parece estar bajo control, hasta que un día, durante el festival de Obon Kubo intenta contactarse con el espíritu de su padre fallecido, olvidando por completo las advertencias de su madre . Este descuido despierta a sus malvados familiares y ahora Kubo tendrá que adentrarse en una travesía épica para encontrar los tres elementos de la armadura de Hanzo, en compañía de una mona y un samurái escarabajo, y finalmente así poder derrotar al Rey Luna.
La cinta nos ofrece la típica travesía del héroe que descubre sus orígenes y los secretos de la familia, pero vivenciada a través de la personalidad de un niño. Por lo tanto, podemos dividir el filme en tres actos: El primero la presentación del personaje y su relación con su madre; el segundo conformado por el comienzo de la travesía en la recolección de los tres elementos, así como el enfrentamiento con los distintos monstruos; y por último la revelación de los hechos, el enfrentamiento con sus familiares y la autorrealización del personaje. A pesar de tener esta estructura que ya hemos visto en otras películas de aventuras, Kubo y la búsqueda del samurái logra ser memorable por la química que mantienen los personajes, así como la forma en la que se construye la mitología japonesa en los distintos actos .
Es importante también señalar que la cinta lleva un ritmo más pausado que quizá no a todo el público infantil puede llegar a encantar, pero a pesar de ello, Kubo y la búsqueda del samurái es una excelente película de animación. Visualmente es deslumbrante y surrealista, con un mensaje final sumamente espiritual que nos hace reflexionar sobre el amor y la humanidad. En pocas palabras Kubo es una película que merece más reconocimiento y que todo amante de la cultura japonesa no debería perderse.