Día de Pinta o Ferris Bueller’s Day Off según es conocida en su idioma original, es una película de 1986 dirigida por John Hughes, director que ha realizado otras obras «coming of age» como Breakfast Club (El Club de los Cinco) y Sixteen Candles (Se busca novio).
Esta historia comienza con Ferris (Matthew Broderick), un sujeto inteligente y extrovertido quien decide faltar a clases fingiendo estar enfermo. A diferencia de otras veces, este podría ser su último día de pinta pues está a punto de graduarse e irse a la universidad. Para esto, decreta hacerlo uno de los mejores días de su vida, pero no lo puede realizar solo.
A su aventura invita otros dos personajes, Cameron (Alan Ruck), su mejor amigo desde el quinto grado, que es completamente opuesto al mismo Ferris; un adolescente introvertido, un tanto deprimido, con padres menos amorosos que los de aquél y que, a gran medida, le preocupa el futuro. Al principio es renuente a la invitación del protagonista, pues el en verdad se siente mal y se encuentra en cama, pero al final decide ir con su compañero.
Por otro lado está Sloane (Mia Sara), la novia, una chica atractiva y simpática que va en segundo grado, la futura esposa del protagonista. Ella inicia su día en la escuela, pero pronto Ferris se el ocurre un plan para sacarla de ahí con ayuda de Cameron; y una vez que la recogen, la aventura comienza.
Hay varias razones por las que Ferris Bueller’s Day Off se convirtió en un clásico de la cultura popular desde su estreno. Una de las principales es como el protagonista es capaz de hablar con la audiencia, contándole sus planes e incluso dando consejos, rompiendo así, lo que se llama la «cuarta pared».
Otra razón puede ser su uso de la comedia, o mejor dicho, la manera en que la logran. Ferris Bueller’s Day Off implementa elementos de otros géneros cinematográficos para acentuar momentos, que por su contexto, terminan dando risa. Por ejemplo, el uso de música altamente dramática en situaciones cotidianas, como cuando uno de los profesores piensa en que su carrera profesional ha sido arruinada por caer en una de las bromas del protagonista.
Además de la música, el uso de planos o movimientos de cámara en algunas secuencias remiten a películas de terror, por ejemplo, cuando Hughes nos quiere hacer creer que están a punto de descubrir la mentira de Ferris.
Por último, el uso de la edición en esta película también va de la mano con la comedia, siendo el momento más notorio cuando la hermana de Ferris, Jane, se encuentra en su casa dándole una patada en la cara al profesor Rooney.
Pero Ferris Bueller’s Day Off no solo es una comedia, también tiene momentos discretos y serios. Uno de los puntos clave sucede alrededor de la mitad de la película (algo que ya previamente conocemos como el punto medio en Los Tres Actos). Después del primer atento de Rooney para entrar a la casa del protagonista y encontrarse con su perro guardián, la escena corta muy precipitadamente a una de las más introspectivas y catárticas de la cinta. Ferris, Cameron y Sloane visitan el museo de Nueva York y en una secuencia de aproximadamente un minuto y medio con una versión instrumental de Please, Please, Please let me get what I want de The Smiths.
En esta secuencia no hay palabras, no hay voces, solo imágenes. Vemos al trío pasar por diferentes áreas del museo, posando junto a otras personas del fondo, planos con una gran composición, que pasan a un momento clave, mientras que Ferris y Sloane se están besando frente a un vitral, Cameron mira una pintura clásica del puntillismo «Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte» de Georges Pierre Surrat. Así mismo, interín la pareja sigue besándose, nosotros por parte de Close Ups, observamos cada vez más cerca al personaje y el niño de la pintura, hasta que este último, ya no es nada. John Hughes tiene un comentario al respecto de la secuencia:
«The closer he looks at the child, the less he sees. But the more he looks at, there’s nothing there. I think he fears that the more you look at him the less you see. There isn’t anything there. That’s him»
John Hughes
«Entre más cerca (Cameron) mira al niño, menos ve. Pero entre más ve, no encuentra nada. Yo (John Hughes) creo que él teme que entre más cerca lo mires, menos ves. No hay nada ahí. Eso es él.»
John Hughes
Después de esta secuencia, la película regresa a su ritmo normal; sin embargo, es sorprendente el sentimiento drástico que se efectúa con una escena tan corta pero espléndidamente hecha, pues incluso parece ser parte de otra, e intencionalmente saca al espectador de la zona de confort en la que se estaba para contar algo más trascendental.
Hay momentos en los que se puede creer que esta historia trata más sobre Cameron que Ferris, pues el primero a comparación de su amigo, si comprende un camino y un desarrollo de personaje —puedes leer aquí acerca de la estructura de El Viaje del Héroe en narrativa — que al final de la película hace de él otra versión de sí mismo. Pero, para evitar spoilers, me ahorraré hablar de este desenlace.
Para finalizar, me parece notable hablar del impacto que puede tener Ferris Bueller’s Day Off en la audiencia a la que va dirigida, los adolescentes que están a punto de iniciar su vida como jóvenes adultos y pronto terminarán la preparatoria.
La filosofía de Ferris Bueller, y la película en general — el motivo con el cual se desarrolla — es que la vida se mueve muy rápido, y si no te detienes a observarla de vez en cuando, podrías perdértela.
Ferris vive esto tal vez de una manera irresponsable, a veces un tanto arriesgada, pero la idea es trascendental; una vez que se termine la preparatoria, entras a una vida con más responsabilidades y ocupaciones, por ello, decide hacer valer su último día de pinta.
«Life moves pretty fast. If you don’t stop and look around once in a while, you could miss it.»
Ferris Bueller
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