Eyes Wide Shut (1999) de Stanley Kubrick.

Stanley Kubrick no es ningún desconocido en la cultura popular, incluso si no has visto ninguna de sus obras probablemente has escuchado su nombre. Muy reconocido por sus películas como 2001: Odísea espacial o la adaptación de The Shining de Stephen King entre sus más comerciales, el día de hoy reseñamos la última de sus obras, una «odísea» en su propio contexto, en este caso una sexual, con Tom Cruise y Nicole Kidman como los protagonistas: Eyes Wide Shut.

Eyes Wide Shut presenta la historia de una pareja sumamente atractiva en el que el deseo entre ellos es claro e incluso sobrentendido. Tom Cruise interpreta al doctor Bill, un hombre elegante y cortés, pero también algo ingenuo, por otro lado, su esposa Alice, interpretada por Nicole Kidman, presenta una mujer deseable y es más de lo que su esposo presupone.

La película inicia con esta pareja yendo a una fiesta cuyo anfitrión es uno de los pacientes de Bill. Les reciben y pronto se separan. En este momento vemos a Alice bailar con otro hombre y dejarse, hasta cierto punto, ser seducida por él, pues comienzan a hablar sobre el deseo y el «verdadero» origen del matrimonio en el que el hombre seductor le menciona que las mujeres se casaban porque así era la única manera de perder su virginidad y poder estar con los hombres que realmente deseaban, más allá de sus respectivos maridos.

Por otro lado, Bill está con dos chicas que parecen ser extranjeras e intentan seducirlo para que vaya con ellas y tengan placer, pero su respuesta parece ser más una de broma. Pronto la charla se detiene ya que mandan a hablar al doctor para que suba al piso de arriba pues el anfitrión lo requiere. Allá con Ziegler se encuentra con una mujer desnuda con la que aparentemente estuvo consumiendo drogas tales como heroína y cocaína, sustancias que le provocaron una reacción alérgica. Bill logra despertarla. Ziegler le pide discreción.

Una vez que Bill y Alice se encuentran en su casa comienzan a hablar de la noche y de lo que ya he descrito, sus seducciones, después de haber fumado ciertas cantidades de marihuana. Alice responde mal al ver que Bill no se pone celoso pues él «confía en ella» , además de que no le sorprende que alguien la vea «deseable», haciéndola creer si es solo eso para ella y que además las mujeres son incapaces de ser infieles o de sentir deseo y placer. La discusión, gracias a las drogas, comienza a agitarse, al menos de lado de Alice y ella le comenta si recuerda una salida en la que se hospedaron en un hotel y se toparon con un oficial de marina en la recepción. Ella le confiesa que hubiera renunciado a todo, por un momento, solo por una noche de sexo con él. Después de tales declaraciones — traumáticas para Bill — el doctor recibe una llamada, uno de sus pacientes acaba de morir y tiene que ir al velorio.

A partir de la confesión de su esposa, Bill cambia por completo y comienza su travesía en las oscuras calles de Nueva York. Las imágenes de un oficial de marina besando a Alice presentadas como escenas en blanco y negro en el filme penetran las ideas de Bill y lo llenan de ira, pero más que nada de confusión y desamparo, lo cual lo hace tomar decisiones imprudentes e impulsivas.

Después de salir del velorio de su paciente debido a momentos incómodos con la hija del recién fallecido, Bill decide seguir caminando por la calle sin intenciones de volver a casa. Una prostituta de nombre Dominó lo ve en la calle y le ofrece sus servicios, dubitativo pero abierto, Bill acepta pasar a su casa, después de una pequeña charla sobre dinero y descubrir una buena dinámica con la mujer, pasan a su recámara… aunque no pudieron hacer nada puesto que recibe una llamada de Alice y Bill ya no se anima a más.

Una vez que Bill sale de la casa de Domino sigue caminando y recuerda que un amigo suyo que reencontró después de mucho tiempo en la fiesta de Ziegler estaría tocando el piano en un café y acude a él. Aunque llega al finalizar el último número, logra hablar con Nick Nightinghale. Ahí, el pianista le comenta al doctor que es contratado para fiestas privadas en las que toca vendado, pero la última vez logró ver cuerpos de mujeres desnudas por todo el salón. Bill excitado e intrigado logra convencer que Nick le comente en donde será la ubicación de la fiesta y la palabra clave para poder pasar.

En este punto hacia adelante Eyes Wide Shut comienza a volverse más extraña e intrigante pues la fiesta privada en la que se presenta una orgía descomunal es solo la punta del iceberg. El peligro, el miedo, la incertidumbre y la sorpresa son emociones que nos seguirán acompañando hasta que el filme encuentre su resolución.

Los leitmotives de Kubrick en esta su décima tercer película no se encuentran tan presentes pues a comparación de otras obras la obsesión en el montaje o en los planos abiertos no acaparan la mayoría de la duración de Eyes Wide Shut, en realidad, se entrega más al desarrollo de la narrativa y la dinámica de los personajes tanto principales como secundarios lo cual hace a esta película una más eficiente y de constante fluidez en contraste con algunas de sus otros filmes. Pero esto no quiere decir que sea un desorden, en lo absoluto, aun así existen planos que llevan toda la marca de Kubrick y te recuerdan que esta sigue siendo su película.

Nicole Kidman intepretando a Alice probablemente es la actuación de la película pues en aquella secuencia en la que se encuentra drogada la expresión de las emociones al flor de piel, la ira, el llanto y la frustración se transmiten la perfección, generando empatia y compresión por lo que está pasando su personaje.

Tom Cruise, por otro lado, resulta en una actuación más plana pero efectiva, y es curioso que ese mismo año en el que la cinta estrenó, 1999, también haya estrenado Magnolia de Paul Thomas Anderson, interpretando a otro hombre con una narrativa principalmente sexual como en esta, pero ejerciendo una de las mejores actuaciones de su carrera.

Eyes Wide Shut es una película fuerte y no fue tan bien recibida, en un inicio, por la gente de Hollywood, e incluso fue amenazada de ser publicada con una clasificación X, sin embargo, con una clasficiación R, pudo ser un éxito en taquilla, haciendo de la última obra de Kubrick algo más de lo que enorgullecerse.

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