Mia Farrow siendo sorprendida en Rosemary's Baby

El Bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968) — Análisis de vestuario

En el año 1968 El Bebé de Rosemary se estrenaba en todos los cines del mundo y también daba de que hablar entre los críticos de cine. Esta cinta , basada en la novela del mismo nombre del escritor Ira Levin, nos narra la historia de una joven embarazada (Mia Farrow) quien sospecha que un culto satánico intenta quitarle su bebé, con el objetivo de usarlo en rituales.

Desde el momento en el que el libro salió a la luz se comentaba en Hollywood el éxito que iba a tener cuando se llevara a la pantalla grande, incluso hubo una pelea por quien iba a desarrollar dicho drama tan intrigante, pero al final, quedó en manos de Roman Polanski quien creó una pieza tanto fashionista como terrorífica; una pauta en la historia de cine de terror. 

Si son fans del género es muy probable que ya hayan visto El Bebé de Rosemary, pero ¿por qué se volvió de culto? como saben los filmes que envuelven a el temido Príncipe de las Tinieblas tienden a crear cierta fama, en este caso el famoso ocultista Anton Lavey afirmaba que había sido de ayuda del director para acertar en las escenas del culto, así como que había tenido un cameo en la película como el Diablo. Estos comentarios pronto fueron negados por los críticos de cine.  Pero no debemos de olvidar la oscura fama que vino el siguiente año, ya que el último filme del director se vio envuelto en comentarios de prensa y de la sociedad con el asesinato de la joven esposa del director, Sharon Tate a manos de la familia Manson. Este terrible acontecimiento del siglo pasado fue de los crímenes más famosos y comentados, además de que ha creado una doble fama en el filme. En fin, comenzaré a contarles sobre el vestuario para no terminar narrándoles los hechos como en un episodio de Leyendas Legendarias.    

 

El vestuario fue realizado por Anthea Sylbert diseñadora que ya había trabajado en la industria con filmes como: King Kong y Chinatown.  

El trabajo de la diseñadora de vestuario se basó en crear la imagen de cada personaje según las características que dictaba el guion, por lo tanto, su trabajo fue más enfocado al estilismo de prendas y no a diseñar cada una de ellas.

El Bebé de Rosemary se ha vuelto una de las piezas más amadas por los amantes de la moda ya que contiene una colección increíble de prendas de los 60. Debido a que la historia se basa en Rosemary (Mia Farrow) la mayoría del análisis se centrará en ella.

El filme comienza con un joven matrimonio en busca de un nuevo y amplio departamento en Nueva York, desde un inicio podemos ver como resalta Rosemary con un vestido cuidadosamente seleccionado que nos dará esa imagen de inocencia y feminidad por medio de su atuendo y accesorios. A primera vista vemos que son una pareja feliz, pero como lo hemos visto en otros filmes la pareja no logra crear una conexión en su vestuario, no podemos hablar de cierta independencia porque Rosemary se centra en ser la mujer perfecta de mediados del siglo pasado mientras que, en su marido Guy Woodhouse (John Cassavetes), vemos el look estereotipo de un hombre serio y formal que por su falta de similitudes con su pareja no está tan conectado con ella como lo aparenta ser. 

Momentos después entran a escena Minnie Castevet (Ruth Gordon) y Roman Castevet (Sidney Blackmer), el extravagante matrimonio que tienen de vecinos, crean un increíble contraste en escena con sus vestuarios llenos de colores brillantes y accesorios inusuales, esta amistad cambiará el rumbo del joven matrimonio, ya que Guy querrá compartir cada vez más tiempo con sus nuevos y misteriosos amigos que a Mia no terminan de convencer. Ahora bien, si prestamos atención a los detalles podremos ver que Roman utiliza desde su primera aparición el color rojo en un bello moño que lleva en el cuello, así como en su traje sastre de esa escena, ¿por qué rojo? pues bien, el tono rojo se le asimila al diablo, ya que desde tiempos inciertos la imagen de Lucifer ha estado relacionada a este color, si hacen tantita memoria en caricaturas de los 90 o en las pastorelas de su educación primaria los detalles del diablo siempre han sido de este color. 

Y este tono tomará más protagonismo en la cena que comparten. Roman lo lleva en un suéter y en una de las escenas más icónicas de El Bebé de Rosemary: El sueño lucido de la protagonista, en el cuál ella quedará embarazada. 

¡Mia está embarazada! y su vida cambiará para siempre, la vemos brillar con sus mini vestidos siempre manteniendo el mismo look tan bello pero comienza a entablar relaciones ahora con su marido, su amigo ‘Hutch’ Hutchins  (Maurice Evans) y su misteriosa vecina Minnie, al decir este término nos referimos a que comienzan a compartir similitudes de vestuario, ya sea por tonos o por siluetas, la mayoría de las veces de da por el color o estampados. Nos centraremos especialmente en la conexión que crea con su marido justo después de recibir una de las noticias más felices que hay la comparten por el tono negro, que nos hablará de un misterio y cierto ausentismo entre ambos. 

Su nueva mejor amiga y cuidadora especial será Minnie, el personaje más  llamativo por sus colores, pero que siempre causa cierto malestar visual al ver sus atuendos por el extremo uso del tono amarillo con combinaciones de otros colores vibrantes; dicha combinación crea un impacto en el espectador al no darnos la misma confianza que le está dando la nueva madre. Minnie mantiene un diseño increíble que describe a todo su personaje con el simple hecho de aparecer en pantalla, podemos verla y saber qué tipo de persona es por su vestimenta e inclusive muchos hemos visto ese tipo de looks en personas de cierta edad y la relacionamos con una personalidad muy extrovertida. 

El personaje de la señora Castevet será asociado a los colores amarillosos, ya que según la psicología del color nos dice que este tono nos causa cierto malestar. 

Mientras que su amiga irradia color en Mia veremos que su gama de colores pasteles comienza a sufrir un apagón drástico con colores oscuros, desde negro a gris, los cuales se mantendrá durante casi todo su embarazo y esto es un reflejo del malestar que está sufriendo en estos momentos. Pero justo en este momento tan terrible que está atravesando nuestra protagonista nos regalará uno de los cambios de looks más icónicos de la historia del cine: el pixie cut. Este cambio de look fue realizado por el estilista Vidal Sassoon, y volvió a ponerlo a escena en la industria de la moda. 

Más adelante la protagonista comenzará a unir las piezas del raro rompecabezas que está viviendo: su extraño embarazo, sus extraños vecinos y sus extrañas actitudes, pero ¿qué hará? le ganará el instinto maternal que lleva adentro para estar junto a su recién nacido, y en este momento veremos que Mia regresa a sus tonos pasteles habituales pero manteniendo la locura que vivió durante esos nueve meses por medio de su cabello. 

El bebé de Rosemary es una de las mejores películas del género. La actuación de Mia Farrow está mucho más allá de lo que esperamos y también sus increíbles looks que aún son tomados por las casas e industria moda como referencia al momento de buscar inspiraciones. 

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