Wildlife es una película del 2018, ganadora del Festival de Toronto dirigida por Paul Dano, actor a quien conocemos de cintas como Little Miss Sunshine y There Will Be Blood.
En su primigenia, adapta la historia de un libro del mismo nombre: ambientada en los 60, nos topamos con una familia de nivel socioeconómico bajo conformada por la pareja de enamorados de Jerry (Jake Gyllenhaal) y Jeanette (Carey Mulligan) con su hijo de tan solo 14 años, Joe (Ed Oxenbould) quienes se enfrentarán con cambios que debido a su falta de comunicación y responsabilidad afectiva no podrán mejorar.
Recién llegados a Montana, la familia intenta adaptarse a su nuevo hogar; Jerry, un hombre inestable en sus oficios, debe estar de un lado a otro, y la familia se debe adaptar a él. En el filme, comienza trabajando en un campo de golf profesional como empleado general de este. Sin embargo, es despedido una vez que es cachado por su jefe haciendo apuestas con los asistentes. El despido es presenciado por su hijo Joe. Una vez que tienen que decírselo a Jeanette, no le dicen la verdad. Siendo Jerry un hombre sumamente orgulloso, y querer valerse como un hombre, quiere mantener las cosas según el sabe. Pero incluso cuando le vuelven a ofrecer su trabajo, él no acepta. Cosa que desconcierta a Jeanette, pero lo entiende, y entonces, va en busca de un trabajo para los dos. Pero su esposo no quiere un trabajo que lo haga ver menos, no estaría dispuesto a tener el trabajo que podría tener un adolescente. Jeanette comienza a trabajar en una centro deportivo, enseñando a adultos a nadar. Joe, por su parte, también consigue un trabajo como asistente del fotógrafo de retratos del pueblo.
Insatisfecho con su vida, Joe decide irse a los bosques del Estado debido al cambio climático de la fecha, estos se incendian y se requieren de voluntarios para atenuar el desastre. Está claro que es irresponsable. Deja así por unos meses a su hijo y a su esposa y no volvemos a saber de él en mucho tiempo. Jeanette, entonces, tiene que vérselas como puede tomando muy malas decisiones también, su vida ha cambiado, ha entrado a algo desconocido, y su persona sufre un cambio de 180º tras el abandono, aunque sea momentáneo, de su esposo, incluyendo que ella misma descuide a su hijo, y él tenga que comportarse como el adulto de la casa, aun conservando la inocencia de su edad siendo su prioridad la familia aunque esta esté desmoronada.
Wildlife es una película que representa no solo a las familias del pasado, pero también a las del presente, pudiéndose pasar por la biografía de muchos ciudadanos del mundo. Tenemos al padre que «ama» a su familia, pero no es lo suficientemente maduro para tener una, la madre que se ve obligada a vivir de un modo y estalla en un momento, y el hijo, que tiene que crecer con las experiencias menos gratas.
En cuanto a su realización, Dano demuestra una buena dirección, en la que destaca aquella hacia los actores, pues Mulligan se roba la película perturbándote en sus cambios de humor y potencial locura. Por otro lado, Oxenbould, a pesar de su juventud, también logra proyectar las emociones adecuadas para que consiga empatía de su audiencia. Y como siempre, Gyllenhaal dando lo mejor de sí mismo aunque solo salga en un tercio de la película. A su vez, la cinematografía realizada por Diego García dentro de Wildlife es preciosa, trae calma en momentos de angustia, y es un buen contraste de la trama, incluso tal vez con el significado de que la vida es tanto linda, como injusta – no por nada le valió a Diego un galardón.
Wildlife no vio la luz en los cines latinoamericanos ni en los Premios de la Academia, hecho que es una pena, pues esta habría sido un gran contendiente y una gran experiencia en las salas. Completamente recomendada para salir de las rutinas domingueras y ver cine independiente de buena calidad.
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