Bill Murray, Cloë Sevigny y Adam Driver en The Dead Don't Die. Cortesía de Cine Caníbal

The Dead Don’t Die (2019) — La sociedad de los condenados.

Es bien sabido que Jim Jarmusch, director de Only Lovers Left Alive y Paterson, es un rebelde por excelencia, y no solo por su apariencia tan particular, sino por su modo tan poco ortodoxo de hacer cine, en The Dead Don’t Die lo comprueba aún más, y, al igual que en sus filmes anteriores, revisita a uno de los personajes más característicos del cine de oro, el zombi, pero ¿cómo llegamos a esto?

El pequeño pueblo de Centerville es un lugar sumamente tranquilo, donde no suele suceder mucho. La población no está ni cerca del millar de habitantes y hay muy poco que hacer. Lo más reciente que ha ocurrido fue un accidente con un rayo a la familia Logan, evento similar al que ocurre en Logan Lucky – en la que Adam Driver también participa -, pero un día, algo extraño ocurre: la tierra cambió su eje y ahora está girando en la dirección opuesta, los animales han huido del pueblo, y los aparatos electrónicos han dejado de funcionar misteriosamente. En la historia seguimos a un trío de policías, Cliff, Ronnie y Mindy, interpretados por Bill Murray (Lost in Translation, Ghostbusters, Isle of Dogs), Adam Driver (Star Wars, Paterson, BlacKkKlansman) y Chloë Sevigny (Lissie, The Snowman, American Horror Story) respectivamente, en una inusual comedia de terror que realmente no es comparable a nada que se haya visto antes.

Un par de zombis (Iggy Pop y Sara Driver) han salido de sus tumbas y se han comido a Fern y Lily, dos mujeres encantadoras que trabajaban en el único café del pueblo, eventos sin duda extraños, pero no tan extraños como la reciente llegada de Zelda Winston, una mujer europea que acaba de abrir una casa funeraria en el pueblo y que tiene una gran habilidad con su katana y no para de hacer preguntas inusuales. Zoe (Selena Gomez) acaba de llegar al pueblo con sus amigos, y no ha podido evitar dejar su encanto mexicano entre la gente del pueblo, quienes encuentran algo terriblemente encantador en ella, aun así, ella y sus amigos se han quedado varados en el pequeño pueblo. La maldición comienza a expandirse rápidamente a la noche siguiente, llenándose las calles de zombis a una velocidad impresionante. Estos zombis no cazan cerebros, solo son caníbales, y por alguna razón, se ven atraídos a aquellas cosas que amaban en vida, curiosamente lo único que son capaces de decir.

Mindy está hecha un manojo de nervios, está sumamente aterrada por los eventos en que se encuentra,. Tiene miedo y realmente no está dispuesta a atacar a los cuerpos de quienes fueron alguna vez alguien a quien conocía. Por su parte, Cliff, al inicio sumamente suspicaz y quizás un poco arrepentido del sentido de su vida trata de mantener la cordura de su equipo. Ronnie, fan de Star Wars, conductor de un auto Smart y que alguna vez practicó béisbol, sabe que nada de esto va a terminar bien, por más que lo intenten.

Desde el principio, es claro que la cinta es inusual, con un ritmo aún más lento que una comedia normal y con cientos de bromas que podrían jamás aterrizar debido a que aluden a cintas fuera del ojo público o son chistes demasiado elaborados. Aun así logra soltar unas cuantas buenas risas en sus momentos más caricaturescos y exagerados, que entre más dentro llegas se vuelven cada vez más absurdos y de un tono más oscuro, al igual que la propia cinta que con el paso de los minutos se siente como una película totalmente distinta; con personajes distintos, y se vuelve un relato totalmente desolador, pero también invita a reflexionar, y vuelve al significado original del zombi. Repite las preguntas que ya se han hecho en el cine en filmes como Ghost in the Shell, y las presenta en un formato que finalmente se siente fresco y distinto a lo que los filósofos transhumanistas plantearon en sus universos cyberpunk. En The Dead Don’t Die persiste la pregunta: “¿Dónde esta la verdadera esencia del ser humano?” y se permite responderla tan claramente como otras obras. Sí. Estados Unidos es un país libre, pero ¿qué tan verdadera es esta libertad?

El humano es incapaz de alcanzar la verdadera libertad, y eso se debe a que está encarcelado. Encarcelado en una cárcel de carne, encarcelado en el mundo material, en lo visible y lo tangible, encadenado a los rostros de las personas, a sus apariencias y a sus gustos, ¿Pero qué tanto valor tienen todas estas si no se tiene un alma? La cinta juega con nosotros, haciéndonos claras las obsesiones y cosas que nos encadenan a este mundo, y también lo hace claro por medio de sus personajes, el tiempo que duran en pantalla y quienes son.

The Dead Don’t Die no es un filme para todos, pero sin duda, es uno que no te deja una tarea fácil, un filme que te juzga directamente y que deja un sabor agridulce en la boca ¿quiénes son los verdaderos muertos vivientes? ¿Ellos o nosotros?

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