Es poco decir que Pokémon no ha marcado generaciones, y es aún más increíble que le tomara a la franquicia poco más de 20 años llegar a la factoría Hollywoodense, esta adaptación, el primer live-action esta vagamente inspirado en el videojuego «Detective Pikachu» lanzado en 2016 para Nintendo 3DS.
La historia comienza cuando el detective Harry Goodman y su Pikachu mueren después de una misteriosa explosión cerca de Ryme City, su hijo, Tim, un oficinista poco interesado en los Pocket Monsters, visita la ciudad para despedirse de él, solo para encontrar a Pikachu, más específicamente al compañero de su padre, quien busca descubrir el paradero de Harry, para hacer las cosas más extrañas, Tim puede entender todo lo que Pikachu dice.
Ryme City es un paraíso, donde a diferencia de otras regiones, la ciudad esta diseñada para Pokémon como para los humanos, una utopía que busca la coexistencia pacifica entre estas dos especies, sin embargo, una red de distribución de un misterioso gas acecha la estabilidad de esta ciudad.
Pokémon: Detective Pikachu es una experiencia sumamente distinta a la que la franquicia habia presentado en cualquiera de sus encarnaciones, en esta ocasión inspirando en un estilo más cercano al cyberpunk, bañado en colores neon intensos, pero que no se deja de sentir cercano a nuestro mundo. La atmósfera sonora recuerda muchísimo al soundfont de Pokémon Diamante y Perla y a aquel de Pokémon Rojo y Azul, mezcladas con una orquesta y en ocasiones con sintetizadores y mezclan que me hacen recordar a Blade Runner de Scott Ridley.
Estos detalles, tanto el sonido como la imagen, pueden parecer material para hacer algo muy estético, sin embargo, Pokémon: Detective Pikachu falla en eso, sintiéndose como un universo menos caótico que el de Ghost in the Shell, y también menos estético, donde se hace una mezcolanza de culturas y razas que, a diferencia de Ghost in the Shell, no tiene nada que ver con el sentido de la película, pero que resulta una visión fantástica para todos los que se consideren ciudadanos del mundo.
La película es muy divertida, considerando que está basado en una franquicia que ha cautivado a cientos de personas de distintas edades, la cinta agrega chistes y situaciones que resultan divertidas tanto para el niño más pequeño como para el millenial más amargado.
Ryan Reynolds es una bendición para la cinta, pues es quien realmente dota de esencia a toda la historia, su actuación es brillante, se siente sumamente natural y en ocasiones se siente hasta improvisada, algo que no deja de bendecir a la película. Justice Smith, a quien vimos en Jurassic World: Fallen Kingdom, muestra dificultades en las secuencias más emotivas de la cinta, pero demuestra que los personajes caóticos y descuidados son mejores para él.
La historia puede ser poco efectiva en ocasiones, y hasta predecible, con una estructura en esencia tradicional, que se toma muchas libertades en su estructura, la idea podría remitir al cine negro pero en realidad no tiene nada que ver con ella, toma un rumbo más aventurero que no me recuerda a nada que haya visto antes.
Pokémon: Detective Pikachu es una propuesta interesante, que realmente podría haber salido mal pero no lo hizo, entré a la sala muy escéptico de lo que estaba a punto de ver, especialmente siendo alguien como yo que no ha dejado ningún juego de Pokémon sin el pokedex completo, sin embargo, a pesar de que no sea una mala película, aún no entro en términos con ella, estoy tan confundido como estoy satisfecho, definitivamente una experiencia gratificante aún para aquellos que solo busquen un poco de nostalgia.