Es una noche helada dentro de una prisión japonesa del periodo Meiji, los gritos de una mujer resuenan por todos lados, un grupo de mujeres dentro de un cuarto, y dentro una mujer dando a luz, Sayo, ella es quien grita, la partera le pide que deben detener porque Sayo pone su vida en riesgo, pero Sayo se niega, ella espera que nazca un varón a quien pueda encomendar su venganza, en cambio nace una niña, a quien llama Yuki.
Lady Snowblood es la clásica historia japonesa venerada por generaciones, relatos exageradamente violentos sobre personajes en busca venganza, Sayo es quien busca venganza, pues su marido y su hijo fueron asesinados frente a ella, y ella fue torturada y violada durante tres día por un grupo de tres hombres y una mujer; Sayo logra asesinar a uno de sus atacantes, acto que la lleva a prisión hasta el día de su muerte, su situación no cansa su sed de venganza, y decide encomendar esa tarea a su vástago, cuya única razón para vivir es cumplir esa tarea.
Lady Snowblood es una cinta emocionante, de un estilo inusual que mezcla la fotografía fija con paneles del manga en que se inspira, la cinta representa la mayoría de patrones que se esperan en su época, pero no los sobre-explota haciendo cada uno de sus constantes giros narrativos sumamente inesperados.
Meiko Kajima interpreta a la protagonista, e incluso canta el tema principal de la película, ambas con una gran habilidad, encarnando al demonio que Yuki representa, fría, calculadora, inmutable. Su selección giro en torno a sus ojos melancólicos, que sin necesidad de decir algo, cumplen la función más básica del cine, transmitir por medio de las imágenes.
Lady Snowblood esta llena de coreografías complicadas, secuencias largas de una sola toma, lluvias de sangre, violencia, y extremidades amputadas que sirven de inspiración para la cuarta película de Quentin Tarantino: Kill Bill Vol I, al punto de que el tema de Lady Snowblood suena en sus creditos. Meiko Kajima incluso sirve de inspiración para el personaje de Lucy Liu.
Finalmente, la cinta es una historia potente, que fuera de la violencia y el gore logra crear una historia elegante, sobre una dama que busca el propio equilibrio del mundo, «ojo por ojo». La cinta, un poco caótica y de un presupuesto limitado, demuestra que cuando hay creatividad, ideas y buena administración, una historia puede llegar a su máximo esplendor.